Esta vez la charla se ha basado en el discurso del Papa en su encuentro con profesores universitarios, y la idea principal fue "la Fe y la Razón".
Como escribió mi estimado Karol (Wojtyla) en su encíclica Fides et Ratio el 14 de Septiembre de 1998, "La fe y la razón (Fides et ratio) son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerle a Él para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí mismo."
Esto quiere decir que la Iglesia nos anima a pensar, a investigar, a usar la razón. Un católico que se conforma con lo básico nunca encontrará la Verdad. El que no busca no encuentra, y como decía San Juan, "la Verdad os hará libres".
Nuestro querido abuelito Juan Pablo II, nos animaba a usar la razón, a que no fuéramos borregos que nos dejamos llevar en masa por lo que nos dicen, a no ser creyentes de algo que no conocemos, y desgraciadamente es lo que nos pasa a un alto porcentaje de los católicos en el mundo.
¿Cuantas veces nos ha pasado que en una conversación con alguien ateo o agnóstico nos hemos quedado sin argumentos, o sin saber que decir? Muchos son los que son católicos por tradición, por educación, porque los bautizaron y en familia ha seguido con la costumbre, pero pocos son los afortunados que tienen un verdadero encuentro con Dios.
El Papa en su discurso a los profesores universitarios los anima a ser maestros humildes, que no se dediquen solo a preparar si no a formar, y que junto a sus alumnos busquen la verdad. En cierto modo creo que cada católico debe aplicarse estas mismas palabras, aunque no seamos profesores universitarios, pero que nos veamos como maestros humildes de personas que lo necesiten, y a la vez que nos ayuden a nosotros a buscar juntos a Dios. Dicen que cuando el alumno está preparado, el maestro aparece... nunca sabemos cuando nos va a poner Dios ese alumno para darle Luz, o cuando va a aparecer nuestro Maestro, pero debemos estar preparados para poder tomar cualquiera de los dos papeles que Dios nos quiera dar en cada momento.
Que mejor fuente para descubrir la Verdad que el Evangelio, el conjunto de libros donde puedes encontrar las más fascinantes historias jamás escritas, y lo mejor de todo es que son nuestra Historia, la de nuestros antepasados, la de nuestros primeros padres y nuestros primeros hermanos. S.S Benedicto XVI nos anima a ser humildes seguidores del Evangelio como nuestros mayores, que aunque no tuvieran estudios, si se sabían el Evangelio. ¿Cuántos de nosotros nos hemos leído el Evangelio entero más de una vez, incluso una vez? Os animo a que día a día, aunque sean las lecturas de la Misa, vayamos empapándonos de este gran Libro y las Sagradas Escrituras que nos guiarán hacia la Verdad.
Para el final he dejado la parte más bonita, la que nos habla sobre nuestra relación de amor con Dios.
Muchos son los que piensan que la Iglesia no tiene otro objetivo que ponerle impedimentos y barreras a los hombres, que Jesús solo vino al Mundo para poner reglas absurdas, los Mandamientos, que te quitan la libertad de hacer lo que quieras. Pero pocos nos damos cuenta que estos Mandamientos, mas que obligaciones son "tips" para tener una vida feliz y plena, un camino que nos lleve a la Santidad, un camino que nos haga libres de caer en hoyos obscuros que podemos encontrarnos en el mundo día a día.
No puedo dejar de rememorar mi cita favorita del que si ha sabido encontrar la Verdad. "Dios no quita nada y lo da todo", así empezaba nuestro Santo Padre su pontificado.
Estas palabras tenemos que saber analizarlas y creérnosla. Descubrir a Dios, descubrir que se nos da completamente, que nos lo ha dado todo, y que no nos queda más remedio por tanto que enamorarnos de Él.
Hoy en día, en nuestras ajetreadas vidas y colapsadas agendas, no encontramos hueco para la persona más importante de nuestras vidas, nuestra razón de ser, nuestro principio y fin, nuestro alfa y omega y nuestra causa. Por eso nos anima D.Antonio, a que busquemos momentos en nuestro día, aunque sean algunos minutos de las 24 horas que tenemos, para dedicárselo a nuestro Amor. ¿Cómo podemos hacerlo? Muchos no están acostumbrado a un plan de vida donde se incluya una Misa diaria, el Santo Rosario, etc. aunque sería bueno que nos fuéramos acostumbrando, pues no hay nada más bonito que compartir nuestro tiempo con Él, por lo menos aunque sea unas palabritas de oración en ciertos momentos, como por ejemplo el ofrecimiento de obras al empezar la jornada, el Angelus a media mañana, la bendición de la mesa y la acción de gracias una vez finalizado nuestro almuerzo, las tres Ave Marías al acostarse, incluso los más píos, el examen de conciencia (¡eso ya es de destaca!). Pero que bonito es además, tenerlo presente en nuestras vidas materialmente en una medalla, una crucecita, una estampita en tu escritorio, o una imagen de la Virgen en cualquier lugar, para poder aunque sea guiñarle un ojo y decirle un "te quiero".
Solo espero que esta crónica nos anime a todos a formarnos profundamente y no desistamos de buscar la Verdad, que no dudemos un momento en dar nuestras opiniones, porque no sabemos lo oportunas que pueden ser en los oidos de alguien que necesita este Amor. Muchas veces es más eficaz provocar la duda en las personas inquietas para incitarles a que busquen y encuentren, otras veces nos piden que directamente seamos nosotros los que resolvamos esas dudas. No hay nada más bonito que pedirle a Dios que "de mi boca salgan tus Palabras y con mis manos se hagan tus obras". Seamos pues sencillos instrumentos de Dios en medio del Mundo.
Miriam Salinas
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