miércoles, 1 de enero de 2014

¡Adiós 2013!



2013 se acabó. Y como en todo lo que es de verdad, es bueno examinarse con el corazón. Al mirar al año que se va, es bueno aprender de los errores y fallos, continuar lo que está en marcha con entusiasmo, agradecer lo bueno como un regalo, seguir luchando sin desfallecer y sin perder la ilusión por una crisis económica que ha dejado a tantos en la cuneta. Un año difícil, de renuncias y elecciones, de alegrías y fracasos, de muchas familias sin poder llegar a fin de mes, desahuciados por un sistema en el que no ha habido más culpables que la gente de pie.
Al acabarse un año más, cómo no mirar al que llega con esperanza cierta y con la decisión de que por nuestra parte no quede, como decía siempre el filósofo Julián Marías. Hoy brindaremos por los buenos amigos, los buenos momentos, lo aprendido, lo pendiente, lo buscado, lo que queda por hacer, las metas y los anhelos más auténticos, los retos que se vislumbran. Por las cosas que de veras nos mueven, los sueños por cumplir, las preguntas que nos inquietan y la fragilidad que nos hace tan humanos. Y ayer, hoy, y siempre será con Dios, que nos sigue regalando el don maravilloso de la vida y de la fe. De su mano, lo bueno como un regalo, lo malo como una prueba para aprender y los esfuerzos para ser mejores cada día.
Y comenzamos un nuevo año de la mano de la Virgen, a la que cobijamos en este nuevo año, en este primer día que dedicamos a Ella. Por eso, decía el Beato Juan Pablo II en este año nuevo Santo:
"La Iglesia, confortada por la presencia de Cristo (cf. Mt 28,20), camina en el tiempo hacia la consumación de los siglos y va al encuentro del Señor que llega. Pero en este camino -deseo destacarlo enseguida- procede recorriendo de nuevo el itinerario realizado por la Virgen María, que avanzó en la peregrinación de la fe" (Redemptoris Mater, 2).
Una niña de Carrión de los Céspedes (Sevilla), de madre almonteña, me dijo hace tiempo una preciosa oración que me encandiló en su comienzo: "La Marisma la guarda un Pastorcito..." ¡Ojalá Él, bendito Señor de nuestras vidas, y su Madre, la Virgen del Rocío, nos sigan cobijando en sus Corazones y pendientes de nuestras cosas no nos suelten de la mano!

¡FELIZ AÑO NUEVO 2014!

Antonio Romero Padilla

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