En la pasada reunión, retomamos la Carta Apostólica del Papa con
la que se convoca el año de la Fe ,
concretamente la primera mitad del punto 10.
Las cosas del día a día, por muy
negativas que puedan resultar desde un punto de vista objetivo, adquirirán una
perspectiva muy distinta desde una profunda vivencia de la Fe.
Los hechos no tienen una única realidad,
están sometidas a nuestras percepciones emociones y sentimientos (Inteligencia
emocional).
Un ejemplo lo tenemos en nuestras
Organizaciones de Ayuda Humanitarias (ONGs). El hombre tiende de forma natural
al egoísmo, pero esta desinteresada ayuda a los demás se llena de sentido
vivida desde la Fe.
“Trabaja como si todo dependiera de ti
sabiendo que todo depende de Dios” San Ignacio de Loyola.
En este sentido remarcamos la importancia
de profesar nuestra Fe, como cuentan
los evangelistas que se hizo en los Hechos de los Apostoles. Así relata San Lucas
la experiencia de San Pablo, cuando en los Filipos “El Señor le abrío el corazón para que
aceptara lo que decía Pablo” (a Lidia). Para recibir la Fe no solo es necesaria la
transmisión del contenido sino abrir el
Corazón para recibirla.
Las distintas formas de vivir la Fe , nos llevó a debatir sobre
las experiencias de personas, que sus circunstancias les llevan a separarse de
Dios y de la Iglesia.
Una situación familiar difícil, el
divorcio, un aborto, el sacrilegio y otros pecados mortales. Como alcanzar el
perdón, y como después de una situación difícil, a veces, la Fe se ve reforzada.
Adentramos mucho en los distintos tipos
de separaciones matrimoniales, por qué se suceden y como acercarse a la
comunión después de las mismas. La reunión se alargó bastante, debatiendo sobre
estas circunstancias difíciles que se dan en la vida, como obtener el perdón de
Dios y saber volver a su lado.
Miguel Fernández de Molina
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