miércoles, 30 de noviembre de 2011

Imposición Medalla de la Milagrosa y visita a San Gonzalo


El pasado domingo nos acercamos a uno de los barrios más entrañables de Sevilla, el barrio León, y en concreto a la Parroquia de San Gonzalo, regida por el Padre Paco, donde se celebraba el triduo a la Virgen de la Medalla Milagrosa. 

Durante la homilía de D. Antonio pudimos conocer la historia de la Medalla Milagrosa así como de Santa Catalina Labouré que en un día como el pasado domingo, un 27 de noviembre de 1830, en la Capilla del convento de las Hijas de la Caridad, rue du Bac en París, la Santísima Virgen apareció a Santa Catalina Labouré (1806-1876) por segunda vez. Ese día, la Reina del Cielo Se manifestó con un globo a Sus pies y sosteniendo en Sus manos, a la altura del pecho, otro globo más pequeño que parecía ofrecer a Nuestro Señor con gesto de súplica. De repente, Sus dedos se cubrieron de anillos y gemas de gran belleza que irradiaban fulgores que se esparcían por doquier...

La Virgen posó los ojos en la humilde novicia que La contemplaba. He aquí, le dijo, el símbolo de las gracias que Yo derramo sobre las personas que Me las piden... --«haciéndome comprender,» escribe la Santa, «¡cuán generosa es Ella hacia las personas que se las imploran; cuántas gracias otorga a los que se las piden; qué alegría Ella siente al darlas!»-- Las gemas que permanecen a la sombra representan las gracias que olvidan pedirme.

En ese momento, se formó en torno a la Virgen un cuadro un tanto ovalado sobre el que se leían estas palabras, inscritas en letras de oro:

O María
sin pecado concebida,
rogad por nosotros
que recurrimos a Vos


Sor Catalina Labouré contemplaba esta visión dichosa. Luego me dijo la santísima Virgen: "Haz que acuñen una medalla según este modelo. Todos aquellos que la lleven recibirán grandes gracias, especialmente si la llevan colgándosela del cuello. Las gracias serán copiosas para cuantos la lleven con fe"

Santa Catalina Labouré es conocida por la Santa del silencio, ejemplo de humildad, la cual después de que se le apareciera la Virgen tres veces sólo ante su confesor reveló la aparición y no fue hasta su muerte cuando el Azobispo de París difundió el mensaje de la Virgen.

Tras la imposición de la Medalla de la Milagrosa, el Padre Paco, misionero vicenciano, el cual estuvo en Filipinas durante varias décadas, nos estuvo contando varias anécdotas y la vida en la Parroquia de San Gonzalo.

Aprovechando nuestra estancia, no podíamos dejar de acercarnos a los pies del Señor del Soberano Poder y Su Madre Santísima de la Salud, de la Hermandad de San Gonzalo.

El diputado de Juventud de la Hermandad, D. Juan Manuel Labrador, nos estuvo contando la historia de la hermandad, desde sus inicios en la década de los 40 del pasado siglo, hasta el accidentado, en lo meteorológico, del Via-Crucis del año pasado.

También conocimos un poco mejor la vida de uno de los mejores imagineros que ha tenido Sevilla, sobre todo en el siglo XX, Luis Ortega Brú. Ya conocimos en la visita a la hermandad de Montesion la portentosa talla del Cristo de la Salud, pero pudimos observar al Señor del Soberano Poder ante Caifás con la inscripción en la base YO SOY, recordando el pasaje ante los sumos sacerdotes en el que le preguntaron si era el Rey de los Judíos.


Una de las características que sobresalen en la obra de Ortega Brú, es su fuerza, su naturalidad, sabía que Dios le ayudaba e incluso afirmaba que sus obras salían solas, por gracia de Dios. Es conocida la anécdota de cómo utilizó su propia sangre para ponerla en el costado del Cristo dela Caridad

Al igual que un cristiano que va conociendo a Dios, Luis Ortega Bru, fue dulcificando su obra, su corazón, como se puede observar en el rostro de Nuestra Señora de la Salud.


Y para finalizar esta pequeña crónica os dejo un pequeño vídeo de esta hermandad en la calle, una de las más espectaculares de la Semana Santa de Sevilla.

Señor de Soberano Poder


Nuestra Señora de la Salud

Jose Manuel Gómez García

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