miércoles, 1 de enero de 2014

¡Adiós 2013!



2013 se acabó. Y como en todo lo que es de verdad, es bueno examinarse con el corazón. Al mirar al año que se va, es bueno aprender de los errores y fallos, continuar lo que está en marcha con entusiasmo, agradecer lo bueno como un regalo, seguir luchando sin desfallecer y sin perder la ilusión por una crisis económica que ha dejado a tantos en la cuneta. Un año difícil, de renuncias y elecciones, de alegrías y fracasos, de muchas familias sin poder llegar a fin de mes, desahuciados por un sistema en el que no ha habido más culpables que la gente de pie.
Al acabarse un año más, cómo no mirar al que llega con esperanza cierta y con la decisión de que por nuestra parte no quede, como decía siempre el filósofo Julián Marías. Hoy brindaremos por los buenos amigos, los buenos momentos, lo aprendido, lo pendiente, lo buscado, lo que queda por hacer, las metas y los anhelos más auténticos, los retos que se vislumbran. Por las cosas que de veras nos mueven, los sueños por cumplir, las preguntas que nos inquietan y la fragilidad que nos hace tan humanos. Y ayer, hoy, y siempre será con Dios, que nos sigue regalando el don maravilloso de la vida y de la fe. De su mano, lo bueno como un regalo, lo malo como una prueba para aprender y los esfuerzos para ser mejores cada día.
Y comenzamos un nuevo año de la mano de la Virgen, a la que cobijamos en este nuevo año, en este primer día que dedicamos a Ella. Por eso, decía el Beato Juan Pablo II en este año nuevo Santo:
"La Iglesia, confortada por la presencia de Cristo (cf. Mt 28,20), camina en el tiempo hacia la consumación de los siglos y va al encuentro del Señor que llega. Pero en este camino -deseo destacarlo enseguida- procede recorriendo de nuevo el itinerario realizado por la Virgen María, que avanzó en la peregrinación de la fe" (Redemptoris Mater, 2).
Una niña de Carrión de los Céspedes (Sevilla), de madre almonteña, me dijo hace tiempo una preciosa oración que me encandiló en su comienzo: "La Marisma la guarda un Pastorcito..." ¡Ojalá Él, bendito Señor de nuestras vidas, y su Madre, la Virgen del Rocío, nos sigan cobijando en sus Corazones y pendientes de nuestras cosas no nos suelten de la mano!

¡FELIZ AÑO NUEVO 2014!

Antonio Romero Padilla

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Navidad


Quizás en estos días de luces por las calles, cenitas de amigos y vacaciones se nos pueda escapar el sentido auténtico de la Navidad y corramos el riesgo de dejar una vez más -¡y ya van muchas!- a Dios que nace en el pesebre más solo que la una.
Imagínate la escena: un buen futbolista está a punto de chutar la falta y su propósito es despistar a la barrera. Intenta romperla o sortearla y buscar un resquicio para meter el golazo del partido y dar la victoria esperada a su equipo. No se le escapa un detalle. Su objetivo es la portería y el balón tiene que entrar. Se juega la fama y el cariño de la afición.
Así son las Navidades; permitídme la comparación. Tú y yo empeñados en poner una barrera a Dios, en llevarlo a las nubes -lejos... ¡qué no moleste mucho y no incomode demasiado nuestra vida!- y tenerlo "controladito" para nuestros ratos de necesidad (como nuestras abuelas se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena) y así hasta la próxima. Cristianos de un poquito y no mucho. Y Dios se empeña en lo contrario, como el mejor jugador de la historia, buscando cualquier rendija para colarse y hacernos ver que con su Corazón al lado del nuestro la vida es increíble y apasionante. Nosotros luchando por resistir y Él incansable al desaliento, arriesgando para ganarnos, colarse a nuestro lado y hacernos felices.
Ése es el misterio de la Navidad: un Dios que no se cansa y nos busca. Y no se deja vencer por nuestros nones y sigue viniendo, aunque sabe que va a encontrar muchos de sus cristianos sin sitio en el alma para hospedarlo como las posadas de Belén hace dos mil años. Y su Madre la Virgen María y San José siguen acompañándolo, esperando ilusionados que algún día nos atrevamos a acoger al Amigo que nunca falla y nace estos días en la sencillez de un pesebre.

¡FELIZ NAVIDAD!

¡FELICES DÍAS EN FAMILIA!

Antonio Romero Padilla

viernes, 2 de noviembre de 2012

Comenzamos...

Tras unos meses en los que no hemos tenido reuniones con el sacerdote, el pasado viernes nos juntamos por primera vez. Gracias a Dios, y, a pesar del “break” estival,  muchos de los que estábamos el año pasado, continuaremos durante este curso. Sara y Carolina han regresado de sus estancias en el extranjero y María José se ha incorporado a nuestro grupo.
Supongo que esta buena aceptación corresponde al empeño que tuvo el Santo Padre de que la  Jornada Mundial de la Juventud no quedase en un recuerdo de unos días, sino que el espíritu se mantuviera vivo mediante el fomento de la formación doctrinal y el aprovechamiento de  las redes sociales para compartir noticias y mensajes sobre nuestra fe.
En nuestra primera reunión se trataron muchos temas. Quizá, lo que más me llegó  fue cuando se habló de la Corredención. He escuchado muchas veces esta palabra, pero pocas me había parado a reflexionar sobre su significado.
Cuántas veces habré leído la Pasión del Señor o habré visto películas sobre la vida de Jesucristo. Siempre me han conmovido las escenas de sufrimiento del Señor y creo que, humanamente hablando, hasta el corazón más tirano que pudiera haber en la tierra, no quedaría insensible ante éstas.
Si nos hemos metido de lleno en estas escenas, más de uno nos hubiera gustado haber aliviado el sufrimiento del Señor en esos momentos. Nos podemos imaginar muchas formas, como: ayudándole a llevar la cruz, curándole las llagas, secándole el sudor o cómo a cada uno se nos ocurra. Si además, pensamos que todo esto lo hizo el Señor por nosotros, que siendo inocente se entregó a una muerte de Cruz, para salvarnos, para concedernos el regalo de la vida eterna, con más razón todavía querríamos consolarle.

De alguna manera, eso mismo podemos hacerlo. Cristo  quiere la salvación de todos; desde el más santo hasta el más ruín. Pero quiere contar con sus amigos y por eso nos llama para ayudarle a llevar la cruz, para corredimir. Algunas veces nosotros nos ofrecemos voluntariamente, mediante nuestro propio sacrificio personal. Otras veces, Él se anticipa y nos manda “cargas” más pequeñas o pesadas. Pequeñas contradicciones o grandes sufrimientos. Pienso que cuando el Señor nos está mandando todo esto, de nuestra disponibilidad interior a quererlo, dependerá la salvación de muchos. Pienso que Cristo, en esos momentos, nos está diciendo algo así como: “Échame una mano”, “necesito que me ayudes”.
Esto me ayuda a entender el sentido del dolor y del sufrimiento humano. Dios quiere contar con  nosotros en su plan de salvación para todos los hombres. No quiere hacerlo sólo. Por ello, los cristianos no debemos estar tristes, sino alegres, siempre alegres. La buena disposición para aceptar la cruz es un sí al Señor en esa colaboración que nos pide. Y cuando somos generosos en nuestra entrega, Dios nos compensa con alegría y con paz. Son muchas las personas que conozco que, sabiendo que están cerca del Señor, llevan su cruz con gran serenidad.
No quiero terminar sin antes proponer que, ahora que ha empezado el año de la fe, podríamos marcarnos, cada uno,  pequeños objetivos, a lo largo del curso, para mejorar en nuestra vida interior. Por ejemplo, se me ocurre: rezar más minutos al cabo del día, confesar con más frecuencia, asistir a la Santa Misa dos o tres veces por semana... Es un año de conversión que pienso, debemos aprovechar y que, seguro que tendrá sus frutos gracias a la oración del Santo Padre y de otras muchas personas.
María de la Haba Ruiz

sábado, 30 de junio de 2012

Conocer un poco más el Catecismo



El último viernes comenzamos con un repaso a temas de actualidad sobre la Iglesia publicados en los medios de comunicación, como el posible pago del impuesto de bienes inmuebles por la Iglesia, la filtración de documentos privados del Papa Benedicto XVI.

Ya en materia, continuamos con el estudio de la Carta Apostólica Porta Fidei puntos 11 y 12.

Veíamos como una de las finalidades del Concilio Vaticano II – además, de reformar la liturgia (se sugirió que las lecturas fuesen en español aunque lo demás siguiese en latín) – fue la elaboración del Catecismo de la Iglesia Católica, depositario de la doctrina cristiana para permitir conocer mejor el misterio cristiano y reavivar la fe del pueblo de Dios. También debía ayudar a iluminar con la luz de la fe las situaciones nuevas y los problemas que en el pasado aún no se habían planteado. El Catecismo, por tanto, contiene cosas nuevas y cosas antiguas, pues la fe es siempre la misma y fuente siempre de luces nuevas.

Posteriormente se revisó el Catecismo y se elaboró el Compendio llegando a más personas. En la pasada JMJ se elaboró el YOUCAT que nos permite a los jóvenes entender mejor el Magisterio de la Iglesia, contando con la aprobación vaticana.

El Catecismo es manifiesto de la riqueza de la enseñanza que la Iglesia ha recibido, custodiado y ofrecido en 2000 años de historia teniendo como finalidad hacer llegar a más gente su contenido empleando términos más simples y un lenguaje común en consonancia con los tiempos actuales.

En cuanto a su estructura, aborda temas desde la fe, hasta cuestiones de la vida cotidiana, sin descuidar la vida sacramental, liturgia y oración. Resolviendo dudas y guiándonos en el camino hacia la fe.
RETO: ¿Podemos creer en algo de verdad o nos guiamos por nuestras propias opiniones? El hombre moderno se encuentra dividido entre lo que cree y lo que lleva a cabo. Ha perdido la confianza en LA VERDAD, personas que no se sienten queridas caen en el relativismo, dejando de lado la fe y los principios morales.

El Papa nos invita a todos a profundizar en el Catecismo, FORMARNOS para poder transmitir, explicar, difundir, guiar, evangelizar… la misión de la Iglesia para acercarnos y acercar a Dios.

Binomio Dios-Ciencia no es incompatible. No tener miedo a explicar, argumentar, debatir cuestiones científicas adquiriendo un compromiso de formación para no dejarnos llevar por el relativismo.

Por último, nos referimos a lo que significa hablar Ex –Cathedra, que es cuando el Papa habla desde su silla o cathedra de autoridad, como cabeza visible de la Iglesia católica, respecto a ciertas materias, sus enseñanzas no dependen del mero consenso de la Iglesia y son irreformables. Y de ahí distinguir otros grados de Magisterio y de la infalibilidad del Papa.

Maria Dolores García Madueño

lunes, 4 de junio de 2012

DEVOCIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS







La Devoción al Corazón de Jesús se concreta en el Corazón de Dios;  no es una devoción a una imagen, como la que le puede tener mi madre por ejemplo a cierta Virgen de mi pueblo; sino que es una Devoción  que se centra en el núcleo de nuestra Fe: todo lo que Dios nos ama con su Corazón, con sus sentimientos y todo lo que nosotros, por tanto, le debemos amar. Jesús tiene un Corazón que ama sin medida. 

Y tanto nos ama, que sufre cuando su inmenso amor no es correspondido.
Es recomendable tener en casa o en el trabajo una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, que nos ayude a recordar su gran amor y, a imitarlo durante todo el año.



·        ORIGEN DE LA DEVOCIÓN

Santa Margarita María de Alacoque era una religiosa de la Orden de la Visitación de Paray-le-Monial. Tenía un gran amor por Jesús. Y Jesús tuvo un amor especial por ella.                      
Se le apareció en varias ocasiones para decirle lo mucho que la amaba a ella y a todos los hombres y lo mucho que le dolía a su Corazón que los hombres se alejaran de Él por el pecado. 
Durante estas visitas a su alma, Jesús le pidió que nos enseñara a quererlo más, a tenerle devoción, a rezar y, sobre todo, a tener un buen comportamiento para que su Corazón no sufra más con nuestros pecados.

Santa Margarita era una religiosa sencilla y humilde. Era una monja que jamás hizo público nada, de hecho las propias monjas de su comunidad no sabían de las apariciones que tenía del Señor.

Palabras del Señor a Santa Margarita: “He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los hombres no recibe nada más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este sacramento de amor”.

Con estas palabras Nuestro Señor mismo es quién nos dice en qué consiste la devoción a su Sagrado Corazón… La devoción en sí está dirigida a la persona de Nuestro Señor Jesucristo y a su amor no correspondido, representado por su Corazón. Son, pues, dos los actos esenciales de esta devoción: amor y reparación. Amor, por lo mucho que Él nos ama; Reparación y Desagravio, por las muchas injurias que recibe, sobre todo en la Sagrada Eucaristía. El pecado nos aleja de Jesús y esto lo entristece porque Él quiere que todos lleguemos al Cielo con Él.

A veces se nos olvida que hay mucha gente que no quiere a Dios, que lo ofende, incluso que lo rechaza. Todos los pecados de injusticia, maltratos, pobreza,…. Todo esto ofende a Dios y El Señor sufre por ello. Por eso tenemos que reparar por nuestros pecados y los del mundo entero.

El ángel en las apariciones en Fátima les enseñó a los pastorcitos la siguiente Oración de Reparación:
“Dios Mío, yo creo, adoro, espero y os amo
Y os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.”

El Señor quiso con estas apariciones mostrarnos su humanidad. A veces tendemos a ver la Divinidad de Dios, pero no nos creemos su humanidad. Por esto, esta devoción es muy bonita porque nos muestra que Dios es todo Corazón. Que Dios ha tenido un Corazón humano como el nuestro, que latía y que late resucitado.
Gracias a que Dios se hizo hombre, tiene un corazón de hombre resucitado. Un Corazón de hombre que al mismo tiempo es Dios. Es muy bonito pensar que Dios tiene siempre los mismos sentimientos que yo ante el dolor, ante los problemas, y también se alegra ante las cosas buenas,… Por eso es una devoción muy esencial en nuestra vida de cristianos, porque trata de Corazón a corazón. Nos hace ver que Dios no es un Dios lejano.

Cuando alguien cercano a nosotros tiene dudas de fe, momentos de alejamiento del Señor por determinadas circunstancias, si le entramos por el Corazón es más fácil que esta persona entienda y vuelva al Señor; ya que la mayoría de estas crisis de fe, son crisis de imágenes de Dios: de un Dios que no me cuida, un Dios que me ha quitado el novio o novia, un Dios que me ha mandado una enfermedad, que no me cuida ni se preocupa de mí…, son imágenes que nos vamos creando de un Dios que es falso. Y cuando nos acercamos y entendemos el misterio de su Corazón cercano se nos caen todas esas imágenes de Dios y encontramos un Dios humilde, sencillo y que nos ama.

Esta es la Devoción grande y esencial de nuestra vida de cristianos que es recomendable que vivamos y que no nos pide nada especial por nuestra parte, sólo imitar el Corazón de Jesús que tanto nos ama y que incluso ha llegado a dar su vida por nosotros en la Cruz.
Nosotros podemos demostrar nuestro amor al Sagrado Corazón de Jesús con nuestras obras: en esto precisamente consiste la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. 


[1]OFRECIMIENTO DIARIO AL CORAZÓN DE JESÚS
Ven Espíritu Santo, inflama nuestros corazones en las ansias redentoras del corazón de Cristo. Para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él por la redención del mundo.

Señor mío y Dios mío Jesucristo, por el corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu Santo sacrificio del altar con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de  hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino.

Te pido en especial:
Por el Papa y sus intenciones
Por nuestro Obispo y sus intenciones
Por nuestro Párroco y sus intenciones

[2] CANCIÓN: HAY UN CORAZÓN QUE LATE
Hay un Corazón que late,
que palpita en el Sagrario,
un Corazón solitario, que se alimenta de amor.
Es un Corazón paciente, es un Corazón amigo,
y camina en el olvido el Corazón de tu Dios.

Es un Corazón que ama,
un Corazón que perdona,
que te conoce y que toma, de tu vida lo peor
que comenzó esta tarea, una tarde en el Calvario
y que ahora desde el Sagrario
tan solo quiere tu amor.
                              
DECID A TODOS QUE VENGAN A LA FUENTE DE LA VIDA
QUE HAY UNA HISTORIA ESCONDIDA, DENTRO DE ESE CORAZÓN.
DECIDLES QUE HAY ESPERANZA, QUE TODO TIENE UN SENTIDO


 
QUE JESUCRISTO ESTÁ VIVO, DECIDLES QUE EXISTE DIOS.

Es el Corazón que llora en la casa de Betania
el Corazón que acompaña, a los dos de Emaús,
Es el Corazón que al joven rico
amó con la mirada,
el que a Pedro perdonaba
después de la negación.

Es el Corazón que lucha
en el Huerto de los Olivos,
que amando a sus enemigos hizo creer al ladrón.
Es el Corazón que salva
con su fe a quien se le acerca,
que mostró su herida abierta
al apóstol que dudó

Nazaret Madroñal


[1] Ofrecimiento Diario que es bueno acostumbrarnos a hacer todos  los días, para empezar el día en las manos del Corazón del Señor.
[2] Canción a la que Antonio hizo referencia en la charla.

sábado, 2 de junio de 2012

EL AMOR EN LA PAREJA Y LA REPRODUCCIÓN ASISTIDA



En las dos últimas sesiones de nuestro grupo de los domingos en la Concepción Inmaculada de Sevilla hemos tratado un tema muy interesante que en mayor o menor medida es bastante cercano para muchos de nosotros. Este tema no es otro que el de la reproducción asistida. Cuando un matrimonio intenta con ilusión tener un hijo, fruto de su amor, pero este no llega se tiende a la desesperación y la búsqueda de diferentes caminos para concebir esa vida que tan feliz podría hacerlos.

Para ello existen varias alternativas médicas en la actualidad, que suponen una gran oportunidad para estas parejas, pero en ello la Iglesia nos da un foco de luz y esperanza diferente a la tendencia generalizada de creer que cualquier método es bueno si nos lleva al ansiado objetivo. Hoy en día todos tendemos a pensar que podemos conseguir cualquier cosa con nuestro esfuerzo económico y con el apoyo de la ciencia, pero tendemos también a perder la perspectiva de la autenticidad del ser humano como creación de Dios a su imagen y semejanza. Es aquí donde la Iglesia nos aporta una visión diferente, que conjuga el interés del matrimonio con la dignidad del hijo por nacer, reconciliándonos así con Dios y con nuestra pareja si comprendemos la importancia del amor en sí, sin condicionarlo a la llegada de los hijos.

Primeramente debemos entender que Dios no condena a las parejas que han utilizado métodos de reproducción asistida en la buena fe, sino que se condena el pecado en sí. Cuando el Papa vino a Valencia para las Jornadas Mundiales de la Familia tras la aprobación de la Ley 13/2005 de reforma del Código Civil en materia de derecho a contraer matrimonio, por la que se igualaba la unión homosexual con la heterosexual, la opinión pública estaba expectante de un discurso beligerante de Benedicto XVI, pero no fue así, tratando el tema de manera conciliadora y proponiendo, que no imponiendo, la visión de la Iglesia en este aspecto. En este aspecto, como en cualquier otro, si se plantea un tema regañando o condenando se consigue lo opuesto a lo pretendido, y el Papa, conocedor de esta circunstancia, pretende mostrar una visión en positivo de las enseñanzas de la Iglesia. Debemos pensar en cambiar el estilo, evitar la condena y apostar por la conciliación. Discursos como el del Obispo de Alcalá de Henares (Madrid) no hacen sino conseguir que haya más personas que “no crean en la Iglesia”.

Además de estas consideraciones debemos tener en cuenta que la moral de la Iglesia es exigible al católico, no a los demás. Incluso dentro de los católicos no es lo mismo alguien que mantiene su fe viva que otro a medio gas, donde el proyecto de vida que la Iglesia nos propone no es importante para ellos. Debemos tener en cuenta que las dudas no son malas, si se trabaja en resolverlas con buen corazón. Jesús no condenaba a Santo Tomás cuando dudaba de Su Resurrección, invitándolo a tocar las llagas para confirmar la veracidad de Sus palabras. Por no comprender algo no estamos apartados de Dios, pues el Dogma está contenido en el Credo. Jesus sólo dice a Santo Tomás que no dude más una vez que ha comprendido, pero no comienza condenando su falta de fe.


Pues bien, a la luz de la Iglesia existen varios argumentos para descartar la reproducción asistida. Uno de ellos es que el ser humano para ser creado necesita de la unión carnal de los esposos, pues es así como Dios nos creo, hombres y mujeres complementarios para alumbrar la vida. En el Génesis vemos que cuando Dios creó el mundo “vio que esto era bueno”. El hombre y la mujer fueron concebidos para estar juntos, “por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne.” Condenar el sexo como algo malo es herético, pues ha sido obra de Dios y Él vio que su creación era algo bueno. De la misma manera desvincular la creación de la vida humana del acto sexual es desvincular el nacimiento del amor físico de los esposos, tan importante como el espiritual. De hecho tan importante es la unión carnal que sin ella el matrimonio es nulo por no consumado.

Para profundizar en este tema, Juan Pablo II publicó 129 catequesis entre septiembre de  1.979 y noviembre de 1.984 tituladas Teología del Cuerpo, hablando sobre el amor, la sexualidad humana y el matrimonio. Esta doctrina aclara el tema moral de la concepción humana. La fecundación artificial no es fruto de la unión carnal, por lo que se está dejando fuera el acto más importante para la procreación, el acto intrínseco creado por Dios para el desarrollo de la vida. Es por ello que la Iglesia acepta tratar la fertilidad, pero no la concepción artificial del ser humano desligado del amor.

Es importante pensar que la vida, un hijo, es un regalo de Dios, fruto de la donación recíproca de los esposos en el acto sexual, donde cooperan como servidores, pero no como dueños. Si Dios no otorga hijos es porque posiblemente tiene preparado para los cónyuges otro camino de perfección de su amor, como puede ser la adopción o simplemente el amor mutuo de los esposos.

Otro de los argumentos para evitar la reproducción asistida sería el tratamiento del embrión humano, la dignidad innata a todo hombre o mujer creado por Dios. El origen de la vida no puede ser reducido a un objeto de tecnología. La manipulación de embriones humanos es algo reservado a Dios. Es importante pensar que en el proceso de selección se desechan embriones fecundados en muchos casos y en otros se congelan para un uso posterior, por lo que tenemos almacenados seres humanos para un posterior uso, seres con dignidad de hijos de Dios.

Con ello además el problema no es sólo el método de desechar embriones fecundados, pues en muchos casos esto no se hace, sino el problema viene por arrogarse un poder de decisión sobre la vida humana. Para ello es interesante recordar el pensamiento sobre “el Otro” de Emmanuel Lévinas. El trabajo de Lévinas se basa en la ética del otro, dónde propone a la ética como filosofía primera. Para Lévinas, el Otro no es capaz de ser conocido y no debe ser objetivado, como lo hace la ontología. Lévinas prefiere pensar en la filosofía como “sabiduría que nace del amor” en vez de “Amor a la sabiduría”.
Lévinas deriva el principio de su ética de la experiencia del encuentro con el Otro. El encuentro cara a cara es la relación inevitable en la que la cercanía y la distancia de la otra persona logran sentirse y tener un efecto.

“La relación ética cara a cara, contrasta también con toda relación que se podría llamar mística, en la que los interlocutores se encuentran jugando un papel en un drama que ha comenzado fuera de ellos”. El rostro en el que se presenta el Otro no niega ni viola al Mismo (quien también es un Otro). Los dos interlocutores permanecen al mismo nivel, terrenales y reales. Para Lévinas el tener el rostro del Otro frente a uno mismo genera un sentimiento de compromiso. Ya que se tienen noción de la existencia del Otro forma parte del Mismo y sus experiencias, por eso nace la necesidad de prever por el Otro.


Por otro lado todo lo expuesto hasta aquí debe ser entendido dentro del amor que debe haber entre los esposos. Cada persona puede tener mal carácter y la pareja deseable es aquella que nos complementa en nuestra manera de ser, que sabe comprendernos y difuminar ese mal carácter, no acrecentarlo. Si pensamos en la pareja y posterior matrimonio como una unión superficial hay más motivos para la ruptura cuando algo no va bien, como la ausencia de los hijos deseados o cualquier otro motivo. En la comprensión mutua en cambio, en el amor verdadero, casi cualquier problema puede solucionarse.

Para conseguir una pareja con mayor comunión es necesario conocerse bien y esto no se consigue necesariamente conviviendo juntos antes de casarse, sino conversando, viendo el ejemplo que nos da en su relación con los demás seres queridos, como su familia y amigos. Por el contrario una pareja que convive antes de casarse no necesariamente se conoce mejor, pues siempre se intenta ofrecer lo mejor de uno mismo en los primeros momentos. Una persona que no se preocupa por sus padres, o que no es educado, o no pide perdón, difícilmente dentro de la pareja lo hará en el futuro. Es por ello que mejor se conoce a la pareja observando todos estos detalles que conviviendo juntos.

Igualmente dentro del entendimiento mutuo y el amor podríamos encuadrar las relaciones prematrimoniales. Cuando una persona quiere a la otra sabrá esperar y desvincular esos momentos de conocerse del noviazgo del sexo, reservando este para la persona que verdaderamente será su cónyuge. Al mantener relaciones sexuales se está regalando una de las cosas más preciadas del ser humano, creado por Dios en todo su ser. Esto debería ser un regalo reservado exclusivamente para la persona con la que la persona va a casarse, con la que posteriormente se hará un solo cuerpo como dice el Génesis.

Estos momentos tan preciados faltan en la inseminación artificial, de ahí la unión de las ideas del amor con la concepción de la vida. Eva fue un regalo para Adán, un regalo de Dios. El asombro, la sorpresa, faltan en la reproducción asistida, al igual que en las relaciones prematrimoniales. Cuando un hombre y una mujer se quieren y contraen matrimonio intercambian las alianzas, lo que etimológicamente significa la unión. Por su parte la palabra diablo, o diábolo, significa el que separa, el que desune. El pecado, el diablo, nos separa de Dios, de las personas que queremos y de nosotros mismos, mientras que el amor nos une y es lo que nos hace similares a los unos respecto a los otros.

El Cantar de los Cantares asemeja el amor de Dios a los hombres con el amor físico de la pareja, dándole toda la importancia al sexo como manifestación del verdadero amor, como el que Dios nos tiene a nosotros. Evidentemente, todo esto se pierde cuando se recurre a la reproducción asistida en lugar de aceptar el amor de la pareja como salida a los problemas por la ausencia de hijos en el matrimonio.

Por último, para concluir, podemos recordar como San Pablo dice que el amor de los esposos es similar al que Dios tiene por nosotros, sus criaturas, y como tal debe ser respetado en su grado máximo. Sin el amor no se puede entender el matrimonio ni las relaciones de los seres humanos con sus semejantes, pero este amor debería estar vinculado a Dios para el católico preocupado por vivir según las enseñanzas que Él nos dejó y que depositó en la Iglesia.

Antonio López Asensio

miércoles, 16 de mayo de 2012

El sentido de nuestras vidas


En la pasada reunión, retomamos la Carta Apostólica del Papa con la que se convoca el año de la Fe, concretamente la primera mitad del punto 10.
La Fe : Don de Dios. Nuestra tarea es vivirla, no como una imposición, sino como una elección, trasformando íntimamente a nuestra persona.

Las cosas del día a día, por muy negativas que puedan resultar desde un punto de vista objetivo, adquirirán una perspectiva muy distinta desde una profunda vivencia de la Fe.
Los hechos no tienen una única realidad, están sometidas a nuestras percepciones emociones y sentimientos (Inteligencia emocional).
Un ejemplo lo tenemos en nuestras Organizaciones de Ayuda Humanitarias (ONGs). El hombre tiende de forma natural al egoísmo, pero esta desinteresada ayuda a los demás se llena de sentido vivida desde la Fe.

“Trabaja como si todo dependiera de ti sabiendo que todo depende de Dios” San Ignacio de Loyola.

La Fe se puede vivir internamente, pero cuando uno experimenta lo que le aporta, siente la necesidad de compartirla. Es la misma sensación de euforia que sentimos tras un gran éxito o una alegría. La mayor satisfacción está en transmitirla a los demás.
En este sentido remarcamos la importancia de profesar nuestra Fe, como cuentan los evangelistas que se hizo en los Hechos de los Apostoles. Así relata San Lucas la experiencia de San Pablo, cuando en los Filipos  “El Señor le abrío el corazón para que aceptara lo que decía Pablo” (a Lidia). Para recibir la Fe no solo es necesaria la transmisión del contenido sino abrir el Corazón para recibirla.

Las distintas formas de vivir la Fe, nos llevó a debatir sobre las experiencias de personas, que sus circunstancias les llevan a separarse de Dios y de la Iglesia.
Una situación familiar difícil, el divorcio, un aborto, el sacrilegio y otros pecados mortales. Como alcanzar el perdón, y como después de una situación difícil, a  veces, la Fe se ve reforzada.

Adentramos mucho en los distintos tipos de separaciones matrimoniales, por qué se suceden y como acercarse a la comunión después de las mismas. La reunión se alargó bastante, debatiendo sobre estas circunstancias difíciles que se dan en la vida, como obtener el perdón de Dios y saber volver a su lado.
Miguel Fernández de Molina